Wireless II

Eran las 8 de la tarde cuando el sol ya se estaba ocultando por el horizonte visible mientras sus últimos rayos bañaban el paisaje de maravillosos tonos melancólicos que desfilaban en un orden caótico por las ventanillas del autobús. Al encontrarse en continuo movimiento, obraba el milagro y aquel caos de luces se convertía en secuencias alegres que trotaban felices por la gran cristalera que llenaba los admirados ojos de Patricia de un agradable concierto de reflejos multicolores y una placentera sensación de paz y tranquilidad.

Feliz y satisfecha, Patricia sintió una extraña sensación que la saco de su pequeña y apacible meditación lumínica. Una sensación que provenía de algo que se encontraba sobre su vientre. Cuando desvió la mirada para centrar su atención en la sensación se dio cuenta de que provenía de su bolso. Era una vibración profunda con un lamento reconoció al instante. Su tablet se estaba lamentando de nuevo con el extraño sonido que escuchó en la cafetería.

Dudó unos instantes y abriendo el bolso, tomó en sus manos el dispositivo, volteándolo para poder ver la pantalla. Esta permanecía apagada igual que la había dejado, pero una extraña sensación de inquietud se apoderó de ella. No tenía a nadie sentado en el asiento junto al suyo, ni tampoco detrás pero miró de todos modos y de forma refleja a su alrededor para ver cuantas personas del autobús habían percibido el inquietante zumbido. Nadie parecía haber escuchado nada, y los pocos pasajeros que se encontraban en los asientos contiguos parecían totalmente concentrados en sus quehaceres particulares.

Patricia presionó el botón de encendido y observó la pantalla…

«Vemos que todavía no ha respondido a nuestra solicitud. Ante todo, queremos asegurarle de que  esta es una compra totalmente segura y que cualquier dato que nos proporcione quedará totalmente guardado bajo una estricta confidencialidad. La compra de nuestros dispositivos es una exclusiva a la que únicamente algunas personas tienen acceso y por ello la oferta tiene un tiempo limitado.

Por favor, Srta. Patricia, esta decisión solamente le tomará unos pocos minutos pero cambiará por completo su relación con la tecnología.

Desde G-Wireless, queremos animarla a que se atreva a dar un paso adelante, garantizándole la plena satisfacción con nuestros servicios y productos.»

Patricia sintió un extraño calor en el rostro fruto del nerviosismo y de la estupefacción. ¿Como era posible que en plena carretera, en medio del campo, con su móvil fuera de cobertura, su tablet todavía indicara que tenía señal Wifi? ¿Y como podían saber su nombre?

Respiró profundamente tratando de calmarse, y volvió a mirar a su alrededor discretamente por si podía haber alguna persona de la que ella pudiera sospechar, por su actitud o mirada, de este extraño fenómeno y pedir explicaciones. Intentó suspender de nuevo su tablet, pero el botón de apagado no respondía y lo único que parecía que podía hacer era darle al botón de continuar junto a la selección de idioma. Podía sentir el corazón latir con fuerza dentro su pecho y su respiración volverse más trabajosa. Alargó la mano hacia la pantalla y con dedo tembloroso pulsó el botón «continuar». Percibió un extraño cosquilleo en la punta del dedo mientras este permanecía en contacto con la pantalla.

La tablet vibró de nuevo y esta vez la pantalla cambió a un azul tenue y agradable. Un nuevo mensaje iluminó la pantalla.

«Lectura realizada. Muchas gracias por su adquisición. En breve recibirá directamente en su casa y según nos ha sido solicitado «un teléfono buenísimo y económico». Esperamos que disfrute plenamente de nuestros productos.

Reciba un cordial saludo

G-Wireless»

La tablet vibró largamente y después de unos cortos zumbidos regresó la página de búsqueda Google donde aparecía aquel único resultado. Todavía confundida por lo que acababa de suceder, patricia pulsó sobre el icono de Home de su navegador para descubrir que ya no disponía de conexión. Intentó en vano volver a conectar y desconectar la Wifi, pero no ocurrió absolutamente nada, pues ya no había señal de ningún tipo.

Apagó la tablet para asegurarse de que esta vez, no volvía a suceder nada extraño, y metiéndola de nuevo en su bolso lo cerró dejándolo esta vez prudentemente a su lado y no sobre su vientre. ¿Que acababa de sucederle? En cualquier caso se tranquilizó al recordar que no había dado ningún dato, ninguna información de pago, y menos todavía dirección de entrega alguna. Pensó que se trataría de algún malware del que daría buena cuenta al llegar a casa y restablecer su tablet al origen de fábrica.

Llegó a su destino casi a las 9 de la noche. Decidió regresar paseando a su casa y le resultó de lo más reconfortante después de un día de estrés dominado por las tiendas y las peleas con las operadoras móviles. Había una luna preciosa que ya se podía observar dominando el cielo nocturno, y llenando de su agradable luz blanquecina la oscuridad de la noche. Algunas estrellas ya habían empezado también a brillar, quizás empujadas a ello por los celos de que una brillante luna les robe la belleza y protagonismo del firmamento.

Cuando llegó a su casa, sacó las llaves para abrir la puerta de entrada de casa. Las hizo girar en la cerradura y cuando abrió la puerta, su móvil emitió un tono familiar que identificó como un nuevo sms. Mientras cerraba la puerta tras de sí, cogió su móvil para mirar el mensaje pero lo que vio la hizo soltar un pequeño grito de estupor y soltar el bolso que se cayó al suelo derramando parte de su contenido sobre las losas.

«Su pedido referencia FJUXk23T46 de G-Wireless ha sido expedido. La entrega esta prevista para el día siguiente al pedido, antes de las 10.00 AM.»

(Continuara…)

4 pensamientos en “Wireless II

Deja un comentario